Pinceladas

Son los primeros instantes de la mañana, cuando el día comienza para casi todo el mundo...no para ti. Has estado toda la noche fuera, tomando algo con amigos en el sitio de siempre, pero no te encuentras bien. El ruido, las luces, la confusión...todo te agobia...sientes la presión de tus problemas, y sales fuera a tomar un poco el aire y despejarte, buscando aliviarte algo del peso de tu vida. Te sorprendes al ver que está amaneciendo.

 

Entonces...entonces algo inesperado sucede, casi mágico...¿Será porque el viento ha susurrado tu nombre mientras juega con tu cabello, o porque el sol ha arrancado una chispa de brillo cobrizo, dándote vida…? De súbito, entras en un estado absolutamente diferente, en el que todo lo que te preocupaba, todo lo que no eras TU, se ha desvanecido, como si nunca hubiera existido...y únicamente existe el gozo del Ser, de descubrir lo que ERES realmente...cierras los ojos en éxtasis, y en ese momento, fugitivo y eterno a un tiempo, experimentas una fusión: eres el viento y eres el sol, eres todos los días que has vivido bajo distintos soles, hollando otros suelos, mientras sientes la dicha sin límites de vivir dentro de la alegría misma…

 

Cuando la intensidad llega al límite de lo humanamente soportable, comienza a remitir, y vuelves, pero vuelves transmutada. Nunca hubo otro amanecer semejante...y nunca lo olvidarás, porque has comprendido que no te ha creado el murmullo del viento ni el calor del sol...son incansables mensajeros de la hermosura de la existencia de todo lo que ES, aquellos que te han abierto un resquicio para que pudieras sentir tu verdadero Hogar.

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Mayo 2017