
Esperanza
Río de Janeiro, abril de 2019. Un gran temporal que se ha abatido sobre la ciudad durante casi dos días, ha provocado grandes inundaciones y destrozos. Dos niñas vadean la calle en lo que quizá fuera su barrio. Siento que no son hermanas, sino que se han hermanado para sobrevivir a tan dura experiencia. Así, cuando una desfallece la otra la alienta; cuando una cae, hay una pequeña pero firme mano que la ayuda. Durmieron por turnos la larga noche, pero la naciente mañana muestra un escenario diferente. Porque su luz marca el momento en que las aguas retroceden, y todo comienza a mejorar. Ellas lo sienten dentro de sí mientras avanzan hacia ella, dejando atrás mucho miedo...quizá algunos piensen que la huella de ese miedo las acompañará toda su vida, que habrá muchos despertares de sudor frío para ellas en el futuro...pero yo creo que cada paso adelante que dieron en esa mañana les proporcionó la medicina para ello, porque ahora también tendrán el recuerdo de ese momento único y distinto a todo lo que habían vivido: la esperanza que se abre, el aire entrando fuerte en sus pulmones, la convicción profunda de que los terrores se acabaron, que la vida brillará, que tendrán amigos, tendrán amor, y con él la sabiduría para contar a los suyos su historia, que fue finalmente de Esperanza.
Mayo 2019